Esta obra fue encargada por la familia Cornaro para la capilla familiar en la
iglesia de Santa Maria Della Vitoria, coordinándose con una serie de
relieves que flanquean la capilla. Esta muestra una concepción totalitaria de
las artes, encontrándose la Gloria Celestial pintada en dos tramos de la
capilla, encontrándose también decoradas las pechinas y la cúpula.
Santa Teresa fue canonizada por Paulo V en 1614, mismo año en el que fueron
canonizados San Ignacio de Loyola y San Francisco de Borja, constituyendo así
una propaganda a través de las artes de los santos de la Contrarreforma.
Las diferentes texturas son muy variadas: la textura angulosa y variada de la
toga de monja, la mórbida del cuerpo del ángel, la esponjosa de las nubes...,
buscando así recrear sensaciones pictóricas. Los pliegues son usados aquí del
mismo modo que en San Longinos, utilizándose para destacar determinadas
partes, ocultando y encorsetando la anatomía. El gesto del ángel se nos muestra
como una pervivencia de las formas clásicas en la obra de Bernini.
Toda la escena se desarrolla en el interior de un retablo
transparente, llamado así porque dirige la luz hacia su interior hueco.
Este es cóncavo, de planta oval al interior, dentro del cual se filtra la luz de
origen invisible que baña al grupo, siendo es utilizada aquí al modo de un
escenario teatral.
En los relieves de los laterales se hallan representados unos palcos a los
cuales se asoman los miembros de la familia Cornaro que asisten al milagro que
se desarrolla en el altar, reafirmando así la concepción teatral de esta
obra.
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